SDMA: Un biomarcador sensible

La dimetilarginina simétrica (SDMA) se ha revelado como un biomarcador sensible, que facilita la detección precoz de la disfunción renal. Su utilidad para identificar la disfunción renal en las fases preclínicas subraya su importancia en los algoritmos diagnósticos. 

Deben monitorizarse estrechamente los valores de creatinina superiores a 1,6 mg/dl o 140 µmol/L, ya que sugieren ERC. Si estos valores se mantienen dentro de la normalidad, pero se detectan otras anomalías, como una SDMA >18 µg/dl (o una SDMA persistentemente elevada > 14 µg/dl) u otras anomalías consistentes en exámenes sucesivos, como densidades urinarias bajas sin causa no renal identificable, proteinuria de origen renal (UPC > 0,4), palpación renal anómala o diagnóstico por imagen renal anómalo, hay indicios suficientes para estimar un diagnóstico precoz de ERC (IRIS, 2023). 

Análisis de orina: Evaluación renal completa

El análisis de la densidad la orina (USG) y de la proteinuria complementa los análisis de sangre, proporcionando una evaluación completa de la función renal. Los cambios sutiles, como la disminución de la concentración urinaria normal (USG < 1,035) o el aumento de los valores de UPC (0,2-0,4 al borde de la proteinuria; > 0,4 proteinuria) (IRIS, 2023), pueden servir de indicadores precoces, orientando la precisión diagnóstica.

Modalidades de imagen: Más allá de la visualización

Las modalidades de diagnóstico por imagen, incluidas las radiografías y las ecografías, desempeñan un papel fundamental en la evaluación de la arquitectura renal. La detección de anomalías estructurales y la evaluación de la integridad del parénquima informan las decisiones terapéuticas y el pronóstico.

Biopsia renal: una ventana a la histopatología

Las biopsias renales, aunque invasivas, ofrecen una perspectiva sin precedentes de los cambios histopatológicos. La información específica que se obtiene de las biopsias es especialmente valiosa cuando se consideran opciones terapéuticas avanzadas, como los trasplantes renales. 

El objetivo de la biopsia renal es reunir información valiosa para tratar la enfermedad renal de forma más eficaz, lo que a menudo conduce a un diagnóstico definitivo. Esta técnica se utiliza cada vez más debido a los avances en la detección precoz de la ERC, proporcionando información sobre la gravedad, la actividad, la cronicidad y la posible reversibilidad de los cambios patológicos. Esta información constituye la base de las decisiones clínicas sobre el pronóstico y el tratamiento. 

Para evitar complicaciones, es crucial haber estabilizado previamente al paciente y conocer a fondo las técnicas de biopsia disponibles, utilizando el equipo y los recursos necesarios para su realización. A pesar de que el abordaje más sencillo es una biopsia con aguja de la corteza renal bajo anestesia general guiada por ecografía, es imprescindible adaptar la técnica a cada paciente (Bartges y Polzin, 2011).